OCHO 2006: pregunto, escucho y respondo
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Le habían dicho que aquella estatúa era un oráculo que a cualquier persona que se la acercaba y la preguntaba cualquier cosa contestaba de manera satisfactoria. Por ello, aquel día fue al sitio del que le habían hablado y buscó la estatúa. La encontró. Era pequeña y representaba una mujer con moño de pelos rizados vestida con una túnica romana. La pregunto: ¿Dónde está mi curiosidad? Se quedó escuchando un rato, pero no oyó nada. La respuesta, la suya -no la de la estatúa que seguía ahí, muda- fue un insulto.
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Etiquetas: cuentos
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